October 31, 2025
Imagina la exuberante selva amazónica, antaño rebosante de biodiversidad, ahora consumida por llamas implacables y reemplazada por pastizales estériles para ganado. Esta no es una escena de película distópica, sino una sombría realidad que se desarrolla hoy en día. La Amazonía se enfrenta a amenazas sin precedentes, con la ganadería insostenible emergiendo como el principal culpable.
Un reciente informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) revela que la ganadería a gran escala representa el 80% de la deforestación actual en casi todos los países amazónicos, según investigaciones revisadas por pares (Nepstad et al. 2008). Más alarmante aún, la deforestación relacionada con el ganado libera 340 millones de toneladas de carbono anualmente, lo que equivale al 3,4% de las emisiones globales, exacerbando significativamente el cambio climático.
Más allá de la deforestación directa, la ganadería crea daños ecológicos en cascada. El informe destaca cómo el pastoreo aumenta los riesgos de incendios forestales, al tiempo que degrada los ríos y los ecosistemas acuáticos a través de la erosión del suelo, la sedimentación y la contaminación orgánica, acelerando el declive de la selva tropical.
Brasil alberga el 88% del rebaño de ganado de la Amazonía, seguido por Perú y Bolivia. Predominan los sistemas de pastoreo extensivo de baja productividad en la región, que suelen mantener menos de una unidad animal por hectárea. Este modelo ineficiente agrava el desperdicio de tierra y la destrucción ambiental.
Cada estación seca (mayo-septiembre), Brasil ocupa los titulares internacionales por los incendios forestales desenfrenados, muchos de ellos provocados intencionalmente para limpiar terrenos para la agricultura de subsistencia y los pastizales para ganado. Las investigaciones muestran que los puntos críticos de incendios forestales casi se triplicaron de 16.000 a 42.000 anualmente entre 2000 y 2002 (Barreto et al. 2005), allanando el camino para la expansión de los pastizales.
Una preocupante reacción en cadena ocurre cuando los agricultores de soja adquieren más tarde estas tierras ganaderas, empujando la ganadería (y la deforestación) más profundamente en áreas prístinas. Este movimiento fronterizo continuo amenaza la supervivencia de la selva tropical.
El rebaño de ganado de la Amazonía brasileña supera los 90 millones (IBGE 2022), con pastizales que cubren 200 millones de hectáreas, lo que equivale a la superficie total de Europa Occidental. La producción de carne de res sigue siendo intensiva en recursos, requiriendo 16 kg de grano y 15.000 litros de agua por kilogramo.
"El futuro de la Amazonía depende del uso sostenible de la tierra", dijo Maria Silva, Directora del Programa Amazonía de WWF. "Debemos transformar la ganadería tradicional en prácticas ambientalmente racionales para proteger este ecosistema vital".
Dado que la ganadería impulsa la deforestación y el daño ecológico, se necesitan urgentemente soluciones integrales que involucren a los gobiernos, las empresas y los consumidores para salvaguardar la Amazonía, una crisis con implicaciones climáticas y de biodiversidad globales.